Tomar decisiones confiando en la Sabiduría de Dios

Cada día tengo que tomar decisiones confiando en Dios, algunas son sencillas, las tomo de forma inmediata, sin mucha complicación. Otras me resultan muy complicadas: ¿Debo decirle esto a esa persona? ¿Me conviene callar? ¿Debería terminar o continuar esta relación? ¿Debo aceptar este negocio? ¿Cómo afronto el trato de esta persona? Debemos tomar decisiones confiando en la Sabiduría de Dios, confiando en sus planes.

‘En ocasiones se me hace muy difícil tomar algunas decisiones. Acudiré a la Sabiduría de Dios antes de decidir, confiaré en que Su criterio es más amplio que el mío’. Andrea Pérez de Quero

Tomar decisiones confiando en la Sabiduría de Dios.

Cuando sucede que tengo que tomar decisiones confiando en Dios, hay dos tentaciones que tengo: Actuar impulsivamente según mis emociones, a lo primero que se me ocurra y ver qué pasa. O bien quedarme paralizado pensando sin cesar qué será lo más conveniente (y finalmente, como me enseñó una amiga, la falta de decisión, es una decisión en sí misma).

A veces me ayuda detenerme a pensar (un poco, no excesivamente) y hacerme las preguntas correctas respecto a esa decisión:

– ¿Para qué quiero hacer esto?

– ¿Lo que quiero hacer me acerca o me aleja de lo que es más conveniente para mí y los otros?

– ¿Afecto a otras personas con esta decisión?

Estas preguntas son muy interesantes, me ayudan a desatar ciertos nudos mentales. Sin embargo, ninguna es más importante que la esencial, la que va antes que cualquier otra, la pregunta prioritaria. 

¿Qué quiere Dios de mí en este momento?

Son muchas las situaciones que no tengo la certeza de qué sucederá; pero hay que tomar decisiones confiando en Dios, pues su palabra nos enseña un principio esencial de sabiduría:

‘Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento’. (Proverbios 3,5)

Confiando en la Sabiduría de Dios puede ayudarme en este proceso de tomar decisiones importantes para mi vida. Dios quiere que confíe en Él, pues su visión es mejor que la mía, su criterio es más amplio, él conoce mi corazón que yo mismo, y el de todas las personas involucradas en mis decisiones. Él conoce mis intenciones más ocultas que ni yo mismo soy capaz de descifrar. Por eso, le consultaré en oración antes de decidir, y escucharé las respuestas que sabe cómo enviarme.

Sabemos que tomar decisiones confiando en Dios, pueden afectar nuestro futuro, no es sencillo, pero si lo dejas en sus manos, Él puede hacer el resto. Ahora te invito a realizarte estas preguntas. Confiando en la Sabiduría de Dios, podrás responderte.

  • ¿Cómo decides tú?
  • ¿De qué formas Dios te ha mostrado sus respuestas?
  • ¿Cuáles son las mayores dificultades que tienes para decidir?
  • ¿Has tenido que tomar decisiones confiando en Dios? ¿Cómo ha salido todo?